FIGURAS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. Tiempo de Cuaresma.

“El Rabí contempló desoladamente los montones de la humanidad seca, enemiga. ¡No tenía a nadie!

Una tristeza de hombre, de hombre desamparado, comenzó a reducirle y angustiarle; se le plegaba la piel a sus huesos agudos, de un temblor frío y trágico. Un extranjero le recordaba su soledad. Y sintióse extranjero en la tierra judía, agria, quebrada, oscura. ¡Oh Padre, si el hubiese vivido siempre entre estos hombres de Judea! Lejos, sobre un remolino de koufiehs y turbantes, oscilo la espalda sudada y hercúlea de Barrabas.

Poncio gritó:

El Daño que Rabí Jeschoua os hizo lo expiará. Y ordeno el suplicio que placase a Israel.

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