FIGURAS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. Tiempo de Cuaresma.

Los lictores bajaron a Jesús a la rinconada de los Pórticos, donde estaba la columna flagelatoria, un pedestal mutilado, cortezoso de sangres viejas, de sudores y mugres.

Rápidos, expertos, calzaron con cepos los pies del Señor; le descolgaron las ropas hasta los hinojos. Le enfundaron la cabeza con la máscara de paño rígido y amargo de pringue, de salivas, de espumas y lágrimas; el capuz que ciega a la víctima y ahoga un poco sus bramidos. La espalda del Señor crujió al doblarse; y quedó inmóvil y curvo, con las muñecas y la garganta atadas en manojo a una argolla. ¡Que lo flajele Melio! – dijo Pilato –: él desuella los cuerpos con más goce y sapiencia que los asirios a sus prisioneros; ¡los descorteza de modo que se les ve la vida desnuda, y no mata!

Rechinaba la argolla de la columna, y bajo la tela retesada que cegaba el rostro de Jesús se producía siempre e mismo quejido, y siempre exacto con el mismo movimiento de la tralla: una queja íntima, aspirada y rota contra el paladar.”

FOTO: Herencia de Pasión.

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