¡¡A nuestra Dori!!

El pasado mes de Agosto Dori nos daba la noticia de que entraba de postulante. En medio de un mundo en el que parece que el centro es lo material, el dinero, lo propio y el  éxito,  Dori nos recordaba con su entrega que sigue habiendo personas y sobre todo jóvenes que dirigen su mirada hacia otros horizontes.  Horizontes que bien pueden ser el ser humano, la caridad, la entrega, la generosidad… y lo más importante,  Dios.
Dori se ha hecho notar a lo largo de este tiempo en su transcurso por la parroquia, así lo ha demostrado con su duro trabajo en Cáritas, en su labor como animadora de jóvenes,  en el comedor de las Hermanas Mercedarias, en su participación en el coro parroquial, en el acompañamiento en el área de juventud, con sus oraciones del Viernes, con  la creación del coro juvenil Wojtyla…  Dori nos deja el recuerdo del amor de Dios, y nos deja una gran labor en la parroquia, continuar lo que un día ella empezó. Una misma parroquia que se vuelca hacia ella al igual que ella lo ha hecho durante estos años.


 Lo innegable es que Dori se ha hecho querer por su forma de ser, por su humildad y su alegría, y esto se pudo apreciar en su despedida. Y pudimos ver como una semana antes de su partida se acercaron a Herencia sus amigos de Cuenca, Madrid, Valladolid y Ciudad Real, venían para despedirla. Y esta despedida se convirtió en un emotivo día de convivencia. Una convivencia cuyo centro fue la oración que gracias a  Dori se ha mantenido viva durante dos años. Era impresionante ver el Sagrario lleno de jóvenes que emocionados pedían, rezaban y oraban por su amiga, por la que se habían reunido aquel día allí para darle una sorpresa que seguramente no olvidará nunca.  En esta íntima y emotiva oración, Dori se despedía de Herencia, de la parroquia donde nació, creció y maduró su fe y de las personas que la han acompañado a lo largo de todo este tiempo.
Y así el 16 de Septiembre Dori entraba como postulante en la Orden de las Carmelitas de la Sagrada Familia.  En este paso tan importante para su vida, Dori entraba arropada por su familia, sus amigos, laicos  y sacerdotes de la parroquia,  así como toda su nueva familia en la fe. Un precioso día que Dori y todos los que estuvimos allí recordaremos como único y especial.  Un día en el que la alegría y la nostalgia se unían sin poder diferenciarse claramente, pero sabíamos que ella así es feliz y es lo que nos llenaba de gozo.  Se podía percibir su alegría y su felicidad,  y esto es un aliciente para aguantar mejor su ausencia.  Pese a la distancia es un regalo tener una amiga como ella y damos  gracias a Dios por ello. Fue un  día en el que ella le pidió a Cristo que le abriese los ojos y le mostrase su rostro, Él le pidió que le siguiera y ofreciera su vida por los demás. Así fue la respuesta de Dori, firme y segura, no hay miedo en su interior, la ilusión y el entusiasmo son su bandera, y la fe su estímulo.


Qué mejor que recordar algunas palabras de despedida que Dori dijo en aquella oración ante el Sagrario, dándole gracias a Dios:


[…]Y en medio de todo esto,  sencillamente  daros las gracias… Le doy gracias a Dios por elegiros como instrumento, por conducirme a Él con vuestras manos, con vuestra vida… Habéis sido y sois un regalazo en mi vida. Me eternizaría enumerando detalles, gestos, encuentros con todos y cada uno de vosotros. Muchos momentos compartidos que me siguen emocionando. Por vuestro estar ahí siempre, con risas y con lágrimas. No os imagináis lo grande que ha sido para mí compartir estos días con vosotros. 

Porque un día Aquel que dio la vida en la cruz tuvo un sueño, soñó con una joven que entregaba su  juventud y su  vida por amor, ofreciéndose a los demás  desde la humildad y sin esperar nada a cambio. Le deseamos todo lo mejor a Dori!!

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