REPORTAJE- LA FRONDOSA PALMERA VUELVE POR MARZO

REPORTAJE
LA “FRONDOSA PALMERA” VUELVE POR MARZO
POR: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Como retoño primaveral, la Palmera que fructifica en la fe de un barrio regresa a casa una Cuaresma más. San José, el “hombre justo”, vuelve a ofrecer justicia a su barrio siendo de nuevo el pilar del compromiso y la vocación que la propia vecindad muestra para con la Iglesia. Puede decirse que, además de frondosa, la Palmera está repleta de fe verdadera…
 
LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ JUSTIFICADA POR SU SINGULAR HISTORIA
Cuenta la leyenda que, tras la desolación en los años postreros a la Guerra Civil, el rostro y el Niño de la antigua imagen de San José fueron encontrados por un grupo de pequeños mientras jugaban. Aquel fue el comienzo de la nueva historia al que la Corporación se enfrentaba: a partir de ahí, la nueva talla del cuerpo de la imagen como símil a la nueva construcción de los cimientos para la nueva Hermandad comenzaría su historia más reciente.
Pero la cronología de la devoción al Patriarca en Herencia comenzó tres siglos antes: en la plenitud del siglo de oro español arribaron quilates de fe en uno de los barrios más señeros del rincón manchego. San José entraba, a mitad del XVII, a formar parte de una religiosidad popular que escondía tras de sí una profunda fe. Su inclusión a la Parroquia supondría, a partir de ese momento, todo un impulso pastoral al tesón religioso de una vecindad comprometida con la vocación que el Patriarca traía consigo.
La ermita de San José se encontraba “a lo largo desta villa linde del Camino que se lleva della a la villa de Consuegra”. Tal y como narran los documentos de la época, la ermita poco se separaba de su aspecto actual: “Era una ermita buena con dos cuartos, y en su altar estaba colocado el santo de bulto dorado y un niño Jesús de bulto con su peana. Había además, una tunicela de tafetán colorado y una camisa de puntas labrada, junto a una imagen de Nuestra Señora con un vestido de damasco encarnado” .  Ya se celebraba desde la construcción de la ermita la procesión con la imagen del santo Patriarca, pues la ermita contaba con “unas andas de madera” [1] para la misma, arraigada tradición que ha perdurado hasta nuestros días, concretamente el pasado mes de Diciembre, última ocasión en la que la imagen ha salido a la calle.
El segundo ciclo que acompañaría a la historia de la ermita bien puede considerarse como el factor que le ha conferido la admiración popular a lo largo de los siglos: la instalación del Cementerio a sus espaldas. Era la ermita el corazón del mismo, y como Puerta del Cielo herenciana, ha sido éste el factor que ha marcado la aparición del célebre arraigo que actualmente le caracteriza.
En el año 1787, y tras una Real Cédula del monarca Carlos III publicada el 3 de abril del mismo año en la que advertía a todas las ciudades no seguir enterrando en lugares transitados habitualmente por la población por cuestiones de higiene, se decide cambiar de ubicación el camposanto. Herencia tan sólo tarda 27 días en hacer cumplir tal orden y trasladar el recinto sacro del propio Templo Parroquial y sus alrededores hasta justo a la espalda de la ermita, usando ésta a lo largo de los siglos restantes como capilla [2].
Así, en el interior de la ermita pueden observarse numerosos epitafios que, desde el año 1818 [3] eran el lugar elegido por personajes privilegiados para su descanso terrenal. En clave actual, y tras el progreso social que el siglo XX supuso al aumentar la población, el Cementerio fue trasladado a su presente ubicación, y los restos trasladados en la segunda mitad del pasado siglo hasta el mismo lugar.
Por su parte el busto de la actual imagen de San José no corresponde, tal y como muestra la imagen, al anterior a la Guerra Civil, aunque la particularidad de la talla es que sí que conserva tanto el rostro como la imagen del Niño antiguas. Se trata, por ello, de una imagen con un encanto especial que llena el ojo humano para transportarlo a lo que, en realidad, fue la figura física de San José.
FE, COMPROMISO Y DEVOCIÓN, LOS TRES PILARES DEL BARRIO
De la figura del padre terrenal de Jesucristo poco narran las Sagradas Escrituras, tan sólo que amaba a su Hijo, a su Esposa y los evangelios apócrifos afirman que pronto dejó este mundo. Aquel misterioso personaje que el Nuevo Testamento testifica ser el "hombre justo” llegó para quedarse en un barrio que se ha caracterizado durante toda su trayectoria por la humildad de sus vecinos debido a su clase obrera.
Símil de la humildad vitalicia que repercutiría en la vida de su propio Hijo, la vida del padre daría luz a la propia vida del barrio, pues se trata éste del rincón herenciano de mayor fervor y actividad eclesial de toda la villa. La razón es más que evidente: la viveza de su Hermandad es signo inequívoco no de la propia devoción de la imagen, sino de una Hermandad que vive su fe intensamente a través de la Eucaristía semanal. En este sentido, puede jactarse el barrio de poseer la única ermita de la localidad en la que se encuentra custodiado el Santísimo Sacramento durante todo el curso pastoral.
La devoción que la imagen del patriarca suscita cada domingo en torno a su ermita es insignia de que la religiosidad popular que despierta su bella imagen tiene un trasfondo de verdadera fe. También cada miércoles del año la ermita permanece abierta en horario vespertino para acoger el amor con que toda una vecindad sabe cuidar al más anciano de sus moradores.
BAJO EL MANTO DE UNA HERMANDAD COMPROMETIDA
La Hermandad de San José goza hoy día de pleno esplendor distinguido precisamente por ese carácter periódico de sus actividades y del que la propia ermita es testigo. La presencia sacramental de la Eucaristía en cada celebración litúrgica dominical ante la presencia de la imagen del padre bonachón hacen que su entorno goce de una gracia y esplendor especiales.
Su actual Hermano Mayor, Casimiro Fernández-Paniagua, es el encargado de que el timón cofrade nunca decaiga en torno a la fiesta de su Titular. Su Junta de Gobierno, constituida por almas veteranas pero también repleta de aires jóvenes que intentan llevarla por los derroteros actuales sin perder la esencia pasada, mantiene el espíritu devocional que hace no decaiga la fe del rincón herenciano.
“El barrio de San José cada vez sorprende más por su compromiso. Cada domingo es fiel a la Eucaristía, cada miércoles acude a visitar a la ermita y cada mes de marzo el barrio es un hervidero de fervor popular en torno al novenario y la Fiesta de nuestro Titular”, afirma Juan Sánchez-Aguilera, miembro de su Junta de Gobierno e insigne defensor de la idiosincrasia que desprende el entorno de la devoción a San José
Además, las fiestas del barrio están volviendo paulatinamente a las andadas de lo que hace unas décadas significaban: un auténtico acontecimiento social en plena Cuaresma. “Da gusto cómo cada año pueden verse más jóvenes en torno a la hoguera o más fieles acercándose en la víspera a visitar a nuestro Titular”, añade Sánchez-Aguilera,  “sin duda, podemos estar orgullosos de pertenecer a una vida de Hermandad que no va a parte de la vida del barrio”
El aire fresco que desprende todo un ambiente cargado de fervor con un por qué bien definido y perfectamente herrado en su historia a través de su firme convicción religiosa es gracias a la celebración periódica de los sacramentos. Éstos son los que hacen que nunca aquella “frondosa Palmera” decaiga por el peso social del tiempo. Lo que quizá la mayoría desconozca es que, tal y como sigue narrando la coplilla herenciana, sentado sobre su “robusto pie” descansa “el anciano San José”. Sólida base, pues…
 
FUENTES
[1] Fernández-Pacheco, Carlos y Moya, Concepción. Memoria y Camino. Parroquia de la Inmaculada Concepción de Herencia. Herencia 2010. (“Herencia y su Parroquia en el siglo XVII”)
[2] Fernández-Pacheco, Carlos y Moya, Concepción. Memoria y Camino. Parroquia de la Inmaculada Concepción de Herencia. Herencia 2010 (“La última década del siglo XVIII y las dos primeras del XIX”)
[3] Martín-Fontecha Guijarro, Ángel. Artículo: Las Lápidas en la ermita de San José. Libro de Feria y Fiestas 2013. Herencia 2013. Excmo. Ayuntamiento de Herencia.

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